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domingo, 13 de junio de 2010

Grupo H, primera entrega

Suiza


Habría que hacer un post que agrupe a estos equipos europeos de segunda línea, porque la verdad son todos casi iguales. Mecánicos, con muy poco de chispa y mucho de desapasionada aplicación, seleccionados como el de Suiza son de esos que cuando juegan en horario matutino convierten la curiosidad del espectador neutral en hastío y decepción en tan sólo 15 minutos.

Ya es costumbre que los nacidos en el viejo continente sean demasiado civilizados para todo (menos para explotar colonias y prestar plata a interés usurero a países periféricos). Quizás sea esto lo que los vuelve previsibles, en relación con los objetivos factibles que se proponen y la conciencia clara de los recursos con los que cuentan.

De modo que en este caso, Suiza sabe muy bien que le da para estar en octavos, y que llegar a cuartos ya es muy buen resultado, aunque no los sorprendería quedar afuera en primera ronda después de un par de empates. Son de lo peor: no se espera de ellos ni un papelón ni una sorpresa gratificante.

Para peor, el conjunto que dirige el teutón Omar Hitzfield (exitoso DT del Bayer Munich, entre otros) no tiene ni una figura descollante, y casi ningún player impresentable. Dicho de manera clara, un equipo inexpresivo y aburridísimo, cuya gracia consistirá en cagarle la vida a alguno de los equipos que creen que están para clasificar -sea Chile o España- sacando algún puntito por el que las potencias se lamentarán al terminar la ronda. Y quizás gracias a un episodio de esta naturaleza es que clasifiquen. Particularmente, creemos que Suiza va a ser el verdugo de España, que viene en baja y con jugadores al límite de la lesión.

Al revisar los nombres de este equipo, cuesta encontrar alguien para destacar. Diego Benaglio es el típico hijo de italianos que vive contento gracias a la fábrica de pastas de su padre, lo que sin dudas debe haberle permitido dedicarse a algo tan noble y tan poco importante para los suizos como el fútbol. Es el pilar de la defensa junto al durísimo zaguero Senderos. Ojo con éste: duro y seguro, sabe muy bien cómo sacar al equipo del área para que no lo caguen a centros; tiene voz de mando. A su lado están dos rústicos voluntariosos como Ziegler y Magnin, que, aclarémoslo, no es aquel de Unión de Santa Fe de la década del '90.

En el medio, la pelota descansa en una especie de siesta eterna. Quien se encarga de mecerla y cantarle el arrorró durante 90 minutos es Tranquillo Barnetta, un tipo del que Pekerman se enamoraría, por lo lateral de su juego, por su andar cansino, y porque evidentemente al ex DT de las juveniles argentinas le encantan los rubiones pelados que juegan de 5. Acá hay que agregar a un personaje fundamental: por la derecha suele jugar Gelson Fernandes, un muerto de hambre nacido en Cabo Verde cuya familia emigró a la tierra de los chocolates, los relojes y las cuentas protegidas cuando el muchacho tenía 5 años. Gelson juega como aquellos que vienen de la muerte: relajado y sin la presión que había en su tierra natal, cuando salías a buscar la pelota para un lateral y por ahí entre tres espectadores te capturaban para hacerte a la parrilla.

Si hace falta vértigo, cuidado: en el banco está el conocidísimo Hakan Yakin, a quien Macri amenazó con traer a Boca para que lo dirigiera Mr. Gargajo Benítez. Ojo con Hakan, que es un media punta peligroso, livianito y creído. Vendría a parecerse al Pocho Insúa, pero con el 10% de su talento. Se nos ocurre que, por ejemplo, andaría bien en un Deportivo Armenio, jugando en la sombrita que la platea local hace sobre el sector derecho del campo de juego. Eso sí, lo putearían por indolente.

Arriba, para que no queden dudas de lo que evoluciona este país en materia futbolística, tenemos nuevamente a Alexander Frei, en quien se depositan las esperanzas suizas desde hace unos diez años. Menos mal que los helvéticos son modestos en sus aspiraciones, sino el pobre Alex viviría angustiado: tener la pésima suerte de ser el mejor siendo tan limitado es feo. Frei es poco más que el curioso Denis Straqualursi de GELP, un grandote sin cabezazo y con poco manejo.
Aún consideradas estas limitaciones, el estado calamitoso de los españoles -quienes no podrán manejar la presión de ser candidatos y menos las múltiples lesiones que se le presentarán a su plantilla- y el tradicional frío andino de la selección de Marcelo le dará chance a Suiza de festejar, como siempre, el pasaje a los octavos, de los que se volverán perdiendo por penales, conformes y en silencio.

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