Grupo B, tercera entrega

Corea del Sur

Ojo: nadie se da una idea de lo que vamos a parir el partido que nos toca jugar con ellos. Este equipo es cosa seria. A su ritmo infernal de playstation nivel pro le han agregado, para esta cita, un par de jugadores aceptables, algo que le alcanza para complicarle la vida a cualquiera que se ponga enfrente.

Como es esperable para un país que tiene el Tao en su bandera, los guerreros del Taeguk se caracterizan por el equilibrio y la velocidad. De los 32 participantes del mundial, es el equipo que mejor maneja las transiciones de defensa a ataque y viceversa. Ya decía el sabio que la verdadera ofensiva es aquella que no ataca, así como la mejor zaga es la que no defiende.

Lógicamente, esta selección asiática –que es la que acredita mayor presencia en las Copas Mundiales– ha aprendido que debía moderar su esfuerzo y en vez de malgastar energías en ese vertiginoso andar que lo caracterizara en mundiales anteriores, ha encontrado un poco de sosiego. A su natural despliegue y entrega, le ha agregado algunos breves instantes de reflexión clarividente. Un muestra de cómo es posible gobernarse a sí mismo .

El sujeto que le ha brindado semejante innovación y salto de calidad es muy conocido por delirantes que, como los del staff de esta página, somos capaces de levantarnos un domingo a las 11 de la mañana para ver los partidos del Manchester aunque tengamos que soportar los relatos del boludísimo Bambino Pons. Ahí, cuando a Ferguson le pinta (o cuando los millones de los sponsors presionan) aparece en la mitad de la cancha, estacionado como un extremo por derecha, Park Ji-Sung, algo así como un Maxi Rodríguez con cerebro, mucho menos feo, amargo y sin esa dosis tremenda de ojete que caracteriza al invento argentino. Contrariando sin embargo al maestro, este hombre es ducho en sabiduría oscura, y no es de extrañar que cuando le pegues una patada el que vaya al piso seas vos, o que desaparezca del carril tras una cortina de humo para aparecer por el otro.

Arriba, completa la banda Park Chu-Young, que si bien no tiene lazos sanguíneos con el anterior, bien podría ser su hermano (total, los vemos a todos parecidos) formando una suerte de AC/DC del fútbol. Este jugador es una verdadera amenaza: tiene todo para ser un centrodelantero de lujo. Es fuerte, rápido y cabecea bien. Si hiciera goles sería un fenómeno, pero al menos genera confusiones en las zagas centrales gracias a su movilidad, y de vez en cuando le atribuyen algún gol ajeno.

Estos dos astros poseen la inestimable compañía de un sujeto llamado Ki, al que apodan Kirrard, por un supuesto parecido con Steven Gerrard, el lateral por izquierda del Liverpool y la Selección de Inglaterra. Las coincidencias empiezan y se terminan en la fuerte pegada que caracteriza a ambos. Aunque claro, Ki todavía no ha podido marcar ningún gol gracias a ella, pero se estima que está por suceder. Si Abbondanzieri atajara en Argentina, seguro le hacía perder la virginidad.
Para ir terminando, nos permitimos una aseveración temeraria y sin fundamento, basada en la intuición iluminada de algunos miembros de nuestro staff: el arquero de Corea es horrible, y va a ser el responsable de que su equipo no llegue más lejos.

Si bien es difícil repetir la hazaña de 2002 porque Blatter no está más en el plantel, al menos ya pagó los favorcitos de aquella cita. Así que no los van a tirar al bombo otra vez. Con eso más la voluntad y coraje que siempre los ha caracterizado les va a alcanzar para emputecerle la vida a Argentina y ganarle con claridad a griegos y nigerianos. Pasarán de ronda para deleite de la hinchada, que gritará el consabido: “Y ya lo ve/ y ya lo ve/ es el equipo/ de Lao Tsé”.