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domingo, 23 de mayo de 2010

Grupo E, tercera entrega

Japón

Hace rato que este equipo viene progresando y este va a ser el Mundial en que lo demuestren. Con los equipos orientales cualquier cronista se siente tentado a escribir lo de siempre: que son rápidos, que tienen mucha disciplina y rigor táctico, que carecen de técnica pero están absolutamente mecanizados y que quizás les falte algo de chispa. Lo peor de todo es que algunas de estas obviedades –que cualquier abuela podría imaginar– siguen cierto ciertas.

Todavía debe dolerles a los nipones la eliminación en primera fase del 2002. Ahí sí tenían un equipazo, con los inolvidables Nakata y Takahara. Difícilmente vuelvan a tener un conjunto tan bueno. Sin embargo, ahora el sorteo los ha beneficiado y quienes hacemos esta página nos aventuramos en asegurar que lo veremos en octavos, quizás cuartos de final (esperamos novedades de nuestro profeta, que está bastante pajero).

Lo que nos inspira respeto es, primero, la confianza que se tiene el conductor. Takeshi Okada, que de el se trata, se ha puesto como objetivo arribar con este grupo de solidarios guerreros a la semifinal. Asegura que tiene la mente “puesta en ganar frente a los mejores del mundo”. Dos conclusiones podemos sacar de esta actitud. La primera, que a pesar de ser la tierra de la tecnología, en Japón también se usa el casette. La segunda: qué miedito, cuando a un japonés se le mete algo en la cabeza suele ir con todo tras el objetivo.

Como mayor novedad, debemos señalar que Japón tiene un arquero decente. Más precisamente, tiene un arquero, toda una novedad para los equipos orientales. Narazaki, un veterano con más aspecto de arquero de Aldosivi que de una selección mundialista. Igual, alguien con nivel de Nacional B ya es un avance para las tradicionales limitaciones de los goleros orientales. Además, su linaje budadharma lo hace sin duda transmitir paz y luz ,en un puesto en que es tan valiosa la calma y la seguridad.

Abajo hay ya otro tipo de disposición. El líbero es un jugador muy interesante llamado 田中 マルクス 闘莉王,, que podríamos traducir como Marcus Tulio Tanaka, cuyo origen es… ¡brasileño! y al que le dicen, sencillamente, Tulio. Este hijo de padre brazuca y madre ponja se tomó el palo de Brasil a los 15 para ir a la tierra materna en busca del mango. Y lo logró: hoy es el líbero de esta selección y atraviesa el mejor momento de su carrera. Es una buena síntesis: algo de técnica brasileña, mucho de actitud nipona. Claro, si hubiera salido al revés no estaríamos hablando de un jugador de fútbol. Alrededor de él hay 3 tipos que son como Gary Medel: pueden jugar de cualquier cosa y en todos los casos son insoportables, pegajosos, ríspidos, golpeadores. Como otros orientales pero saludablemente alimentados, sin kilos demás producto de tanto chivito y pilsen.

En el medio hay un tipo que se destaca en serio, hombre que fuera definido por Gordon Strachan, un escocés que dirigía al Celtic, como “uno de los armadores más maravillosos que vi en mi vida”. Desconocemos el contexto en el que pudo haber vendido tamaña bolsa de humo, pero nos imaginamos que fueron declaraciones a la prensa. El tipo en cuestión es Kengo Nakamura, un creativo con bastante ingenio, similar a varios talentos de su especie. Es lento, le gusta jugar paradito, sin agitarse, en tres cuartos de cancha ajena, moviendo la pelotita para los costados a la espera de meter un pase gol. Cada tanto, apila un par de tipos para sacar un remate de media distancia. Es el dueño de los tiros libres. Y juega cuando quiere. Un clásico diez estilo freddo. Todo lo que pueda inventar Japón depende de él. El resto acompaña.

Arriba está el hombre que, para nosotros, integrará el terceto de revelaciones de este mundial. Shinji Okazaki viene subiendo su promedio de gol año a año, y no nos sorprendería que esta especie de Romario japonés anote al menos 4 goles en la Copa Mundial (nuestro profeta dice que dos a Camerún, uno a Dinamarca y uno a Paraguay, en octavos). Es un chiquitito parecido a Cardetti, pero menos pelotudo, por suerte para él. Lo afirmamos sin tapujos, Okazaki la va a dejar chiquita, apelando a su movilidad y oportunismo.

Así, el equipo tiene su columna vertebral bien armada, el resto es relleno. Difícilmente hagan piruetas o movimientos sorprendentes. Seguramente no nos emocionen. Pero la recta actitud los llevará lejos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El Nakamura talentoso y que jugo en el Celit es Shunshune!! Buen blog, abrazoo

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