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domingo, 30 de mayo de 2010

Grupo F, tercera entrega



Nueva Zelanda

Apodados con el originalísimo mote de “All whites”, esta selección cuadra perfectamente con el perfil de partenaire simpático, ese cuyos partidos vamos a mirar haciendo fuerza para que le entorpezcan la tarea a los equipos grandes. Cuenta para sí con un gran entusiasmo y una noble vocación ofensiva, aunque carece de jugadores, historia, y ayuda alguna por parte de la FIFA.

Esta pobreza se agrava por la falta de experiencia tanto individual como colectiva y se vuelve peligrosa por una actitud y disposición en extremo ingenuas. Acostumbrados a ser segundos en la zona oceánica, este equipo se forjó jugando de manera ofensiva para ir por su destino. Claro, si tus rivales son Nueva Caledonia, Fiji, Vanuatu, Islas Salomón o Islas Cook y no salís a atacar… Ojo, debe reconocerse que le ganó en repechaje a la siempre peligrosa selección de Bahrein.

Es difícil encontrarle mérito alguno a los kiwis –tal su otro apodo–, aunque un poco de ingenio y buena voluntad permite reconocer al menos la obviedad de que juegan sin presión. Para los oceánicos, estar es un mérito y equivale a la vuelta olímpica. Todo lo que pueda pasar de ahora en más es bonus.

En lo específicamente técnico, poco hay que decir. El capitán, mentor, superestrella, factotum, voz cantante, ídolo, líder del vestuario, hombre de confianza del técnico, portavoz de los reclamos salariales del plantel, referente, en fin, el único jugador realmente profesional del equipo es un tal Ryan Nelsen, defensor central que cada tanto se gana un lugar en el banco del Blackburn Rovers, equipo que cada tanto gana un partido en la Premier League inglesa. Para el técnico de Nueva Zelanda, Rick Herbert, se trata de Nelsen y 10 más. Gracias a él, y al discretísimo arquero Paston, que atajó un par de penales en la instancia decisiva, los neocelandeses están en Sudáfrica.

Aparentemente, los otros jugadores a considerar son Smeltz y Killen, que forman el dúo de ataque. Las credenciales de estos muchachos –que seguro deben preocupar a Bilardo (ya debe haber averiguado cómo se llaman sus esposas, hijas, qué parientes muertos tienen para ver por dónde desconcentrarlos) – son tan prestigiosas como las de Nelsen. Uno es goleador de la siempre respetable Liga Australiana. El otro es el cuarto delantero del Celtic de Escocia. Por suerte, en el banco va a estar la promesa juvenil Chris Wood, cuyo apellido es toda una metáfora de sus cualidades.

Dicho sin eufemismos, hasta a Caruso Lombardi se le complicaría rescatar algo de estos impresentables jugadores. No hay ninguna posibilidad de que saquen un punto.

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