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sábado, 1 de mayo de 2010

Grupo D, primera entrega

Serbia

Ponderar el poderío futbolístico de este seleccionado nos propone algunas preguntas en relación con su pasado: ¿Qué perdió al separarse de Montenegro? ¿Serán ahora la mitad de amargos que antes? Basta con ver la camiseta oficial para hinchas para responder cualquier duda.

A priori, de todos los representativos de los países balcánicos el único que tiene algo de chispa es Croacia, con gitanos como Suker. Curioso caso, a Serbia la Argentina le cae bien, y quizás eso explique en parte las bochornosas presentaciones frente a Argentina en Atenas 04 y en Alemania 06. Las imágenes de cada instancia coinciden: un montón de estafadores de quinta categoría, con disfraces de futbolistas, soportando los ataques del rival sin sentirse afectados, indolentes. Jugando a reglamento. No jodamos, si Súperman...díbula les hizo dos goles, significa que son el doble de amargos que México.
Hay que entender a este equipo desde una clave espiritual: es el clásico combinado al que llegan todos mal predispuestos, sin poder re-adaptarse a las costumbres de vida tercermundistas que hace tiempo abandonaron cuando se fueron a jugar al extranjero . En cualquier caso, el problema es que estos muchachos valoran mucho la vida que han sabido conseguir, con esa vocación tan cómoda que los caracteriza. Y el mundial es un lugar donde, a lo sumo, se puede conseguir algún pase, pero para eso también habría que esforzarse demasiado, justo en una fecha en la que un jugador debería estar de vacaciones.
En suma, irán, estirarán las piernas un rato para que nadie les eche en cara nada, cobrarán los viáticos, ligarán algún que otro sponsor particular y temprano regresarán a la apacible vida que llevan en ligas de tercera categoría como Bélgica, Holanda o Ucrania y soñarán a lo sumo con una transferencia a ese paraíso llamado Bundesliga.

Si hablamos de fútbol, el gélido líder es Dejan Stankovic: un talento displicente que sabe entregar el balón con criterio y tiene una pegada exquisita. Es ordenado y tiene algo de marca. Sería la versión pro de nuestro viejo mago Capria (que hoy la roba sin culpa en ese programa de ESPN donde la rompe Vito de Palma, quien merece ya penas mayores). Arriba, dos delanteros a cada cual menos expresivo: el previsible Milan “Carril” Jovanovic –al que deben costarle las diagonales– y Marko Pantelic, que como prueba la foto es un tipo sensible. En el corazón, querido neurótico, dice “Ingrid, Feliz Cumpleaños” y hay una torta con tres velitas. La destinataria es la pequeña hija del scorer serbio. Sin dudas estamos ante un centroatacante temible.
Ah, ninguno se vuelve loco por meter un gol: se rumorea que la máxima preocupación del plantel es cuánto sale un trago en las playas de Puerto Elizabeth.

En el medio de esto, está un hombre cuya especialidad es tener trabajo: Radomir Antic, quien dirigiera a casi todos los equipos de las ligas española e italiana, y que cuyo único logro en más de 20 años de carrera es haber sacado campeón al Atlético Madrid, con dos argentinos: uno es hoy el DT más mersa de la escena local, el otro es una joven promesa cuya explosión aguardamos todavía, pero cuyos instantes de gloria juvenil le permitieron obtener hasta el día de hoy ¡3! pasaportes. El gran Alfredo Distéfano dijo alguna vez que “los yugoslavos tienen dos profesiones: entrenadores de fútbol y de básquet”. Antic, en la saga de Bora Milutinovic y Mirko Jozic, por caso, ha continuado esa noble tradición balcánica del auto-marketing. Acá viene sólo a publicitarse, entre serbios se entienden: Radomir no romperá los huevos, sus jugadores no lo cuestionarán públicamente y listo, a colaborar para que todos se olviden rápido de la fugaz campaña de estos muchachos en Sudáfrica.

En el final, como un símbolo, quedará la impotencia de Vidic, un verdadero desubicado, la versión eslava de un Bermúdez que lidera el bostero Manchester United, queriendo desquitar su ira y crispación con algún rival, pegando a mansalva hasta ser expulsado por intentar jugar en serio cuando todos los demás hacen un simulacro.

Pronóstico: dicen que un crack de esta selección le aseguró a su mujer: “Vuelvo enseguida y vamos a pasear a la Polinesia. Envíame un correo con lo que quieras del free-shop”.

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